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Foto del escritorAxier Sucunza

¿ESTÁN REÑIDOS NUESTRO BIENESTAR Y LA CONSERVACIÓN DE RECURSOS PARA LAS PRÓXIMAS GENERACIONES?


Vivimos en una era donde el consumo de energía es muy elevado. Esto hace que la demanda de petróleo como combustible sea enorme. Esta demanda desgraciadamente acarrea varios problemas. Por un lado, se calcula que la reserva mundial de petróleo alcanzará solo para unos 50 años más. Por otro lado, los gases y las sustancias que producen los combustibles derivados del petróleo al ser quemados contaminan el medio ambiente.


Está claro que lo hacemos porque necesitamos energía, es decir, el problema climático es, en gran parte, un problema energético. Pero teniendo en cuenta que cada hora la población mundial se incrementa en 1.000 personas y que llegará un momento en que nuestra necesidad energética se duplique, es hora de reducir la emisión de gases contaminantes mientras se da la tan deseada transición energética. Por el contrario, el ecosistema se alterará de tal forma que la Tierra dejará de proporcionar algunos bienes y servicios que actualmente consideramos garantizados. ¿Vamos a esperar a que el petróleo se acabe para actuar? ¿Tan adictos somos a los combustibles fósiles que la adicción nos nubla el cerebro? Aunque el petróleo ha mantenido la economía desde los años 60, el desafío de la humanidad está en buscar esa perfecta transición energética.


Los científicos afirman que si se capturara toda la energía de las radiaciones del Sol que llegan a la Tierra, durante unas pocas horas alcanzaría para abastecer las necesidades humanas del planeta durante todo un año, ya que recibimos 6.000 veces más energía del Sol de la que consumimos anualmente. El problema reside en que por ahora mediante las placas solares no se ha conseguido abastecer la enorme necesidad de energía del planeta. ¿Hay otras alternativas? ¡Claro que sí! Pero mientras los científicos mejoran y sopesan las mejores alternativas frente a los combustibles fósiles para que la máquina siga funcionando, debemos proteger el planeta disminuyendo el consumo de energía. Hay que inculcar el reciclaje sistemático y a gran escala. Debemos dejar el hábito de usar combustibles fósiles y, además, debemos hacerlo rápido. Hay que colaborar, no competir. Se lo debemos a nuestros hijos.


No podemos ser egoístas. Debemos ser altruistas. Si no hacemos algo, lamentablemente serán las futuras generaciones durante varios cientos de años quienes tengan que lidiar con los problemas del cambio climático. Por ello, hay que cuidar del planeta individualmente y en grupo. Nos hallamos en un gran punto de inflexión. Si queremos que nuestros hijos disfruten del mismo mundo, ahora es el momento de un cambio drástico. Cambiar el mundo y el uso de la energía es posible.


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