Muchas empresas de la industria alimentaria han utilizado la denominada estrategia del asterisco, hallando un resquicio para seguir ganando dinero. ¿De qué trata esta estrategia? Surgió un reglamento europeo en el cúal decía que si introduces en un alimento el %15 de la cantidad diaria recomendada de uno de los ingredientes autorizados, puedes decir sobre ese alimento todas las alegaciones saludables de ese ingrediente. ¡Magia!
¿Cómo funciona esto? Vamos a comprobarlo buscando alimentos que contengan en su etiquetado el mencionado asterisco.
En un supermercado de Viena he encontrado unos actimels de fresa que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmune, como podemos comprobar en el etiquetado.
Estos actimels contienen el %15 de vitamina B6 y gracias a esto, la empresa encargada de elaborar este producto puede utilizar sin ningún miedo el slogan arriba mencionado: beber actimel de fresa ayuda al buen funcionamiento del sistema inmune.
Otro ejemplo, esta vez de vuelta a los supermercados en Euskal Herria, es la margarina ProActiv Immune. En el etiquetado se indica que ayuda a las defensas naturales del cuerpo y al final de esta frase aparece el famoso asterisco. Gracias a la vitamina B6 este alimento contribuye a las defensas naturales del cuerpo. ¿Y cuánta vitamina B6 contiene la margarina ProActiv Immune? Efectivamente, el %15.
Parece ser que todo esto entra dentro de la legalidad, pero ¿es ético? Muy ético no parece la verdad. En un plátano hay el triple de vitamina B6 que en los actimels o que en la margarina ProActiv Immune y es más barato. Por ello, esta estratagema puede llevar al consumidor a modificar sus hábitos de compra.
Todo esto se arreglaría si se aceptaran reglamentos, propuestos por algunos científicos, que no se basan en el nutricionismo. El efecto de un alimento no es el efecto de la suma de cada uno de sus ingredientes individualmente. Las propiedades de un producto no se pueden basar en los ingredientes individuales que contiene.
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